Transferencia

Transferencia
*Auspiciada por la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por Resolución Nº 728 CUDAP:EXPE-MGE:0004039/2011. A partir del 6 de Septiembre del 2011.

*Declarada de Interés Académico por el Honorable Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por contribuir al desarrollo de la producción cultural de la provincia. (Resolución CD FHCSyS Nº 143/2011), a partir del 23 de Agosto del 2011.

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Declarada
de Interés Educativo por el Instituto de Acción Cooperativa (Art. 1º; Resolución 406/2008 - Santiago del Estero, 18 de Julio de 2008), teniendo en cuenta la importancia que representa para el acervo cultural la difusión de conceptos y pensamientos del Psicoanálisis en la Cultura.

Editorial (por Adriana Cecilia Congiu)


Este número de Parletre, sale a la calle con un entusiasmo diferente. Y esto se debe a varias razones. La primera, verán que hay en ella, una mayoría de artículos escritos por santiagueños; un pequeño logro que nos adjudicamos si recordamos que nuestra propuesta ha sido desde un principio la divulgación de los pensamientos de los que opinaban en la ciudad sin formatos y sin reglas.
Así leerán las reflexiones que Alejandro Auat, ha ordenado en un escrito interesante y claro en el que juzga necesaria la invención de nuevos modos de construcción de la política.
Luego Francisco Ruíz, rescata un comentario de Fito Páez y lo reafirma desde el psicoanálisis.
Más adelante Graciela Córdoba, ha re-leído Zama de Antonio Di Benedetto, texto olvidado de la literatura argentina, ofreciéndonos una lectura personal en la que se anima a tomar prestados algunos conceptos desarrollados por Lacan en el seminario once.
Finalmente, una entrevista original en la que no es un solo entrevistador el que pregunta sino un grupo de jóvenes inquietos por conocer las opiniones de un psicoanalista (Emilio Vaschetto) imprime el toque foráneo, que caracteriza nuestro estilo.
Añadan a esto, nuestras conocidas “Crónicas” y los variados “Comentarios de Libros”.
Sólo resta decirles que la alegría inicial también se justifica porque ahora Parlêtre también se distribuirá en Tucumán, Jujuy, Salta y Buenos Aires.
No tengo más palabras esta vez.
Digo simplemente que: Los tambores que sonaban lejos, ahora se escuchan cerca!!!
Gracias por leernos y escribirnos y que disfruten del placer de leer.

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*Adriana Cecilia Congiu

Comentario sobre el “error” (por Francisco Ruiz)

“Es el sujeto, no en su totalidad sino en su abertura”
(J. Lacan, 1955)

El músico argentino Fito Paez escribió para el diario LA NACION un artículo que tituló “La virtud del error” (*). Allí plantea, tal vez, una respuesta a estos tiempos de High School Music. Estas escuelas de música creen que es posible enseñar a alguien a ser un artista. Justamente lo que resalta Fito, refiriéndose a algunos músicos y cineastas, es aquello que no se enseña, o como él mismo lo dice, aquello no-civilizado: es esto y no otra cosa lo que distingue a un artista de otro. Pero eso no-civilizado es a la vez la virtud, porque es nada más y nada menos que el estilo mismo.

La cuestión del “error” siempre nos introduce a diversos temas relacionados con la psicología y con el psicoanálisis. Recordemos que los tcc (terapistas cognitivos- comportamentales) llaman “errores cognitivos” a las ideas irracionales. Para el psicoanálisis, en cambio, no interesa si es error o acierto lo que el sujeto habla. Lo que el paciente dice es verdad para él, es su verdad.

Es lo que plantea Jacques Alain Miller en Introducción al método psicoanalítico. No tratemos de encontrar objetivamente al sujeto: el sujeto es un error en las cuentas. Porque el sujeto mismo no es algo que se pueda contabilizar ni evaluar.

El Seminario V. Las formaciones del inconsciente, de J. Lacan muestra de principio a fin que es en la discontinuidad del discurso del paciente, en los lapsus, en el acto fallido donde se encuentra la vía por donde el analizante accede a un nuevo saber, a un saber sobre su inconsciente. Entonces esta cuestión del “error” en psicoanálisis nos lleva a lo mas particular de cada sujeto.

En lo no-civilizado del factor humano, entonces, encontramos aquello no-educable de cada sujeto, aquello que es el corazón de la obra de Freud: la pulsión. El artista transforma la pulsión en una obra de lenguaje, goza y disfruta con su arte, y eso no es enseñable. No es enseñable porque hay algo del goce que es de Uno, no es del Otro. Es un punto de separación del Otro ya que el estilo es algo que nos diferencia del resto del mundo.

Para el psicoanálisis el hecho artístico, al ser creatividad y fundamentalmente invención (contrario a la repetición), es elaboración por parte del sujeto de la dimensión pulsional. Invención que saca al sujeto de la angustia. Le da una salida.

Por eso Luis Alberto Spinetta tuvo que decir alguna vez lo siguiente: “si no canto lo que siento, me voy a morir por dentro”.

* El artículo “La virtud del error” lo pueden encontrar en:
ADN Cultura (Sitio cultural de LA NACION – Edición del 25-08-2007 – Columna de Fito Paez). Web: www.adncultura.lanacion.com.ar/

*Francisco Ruiz
Lic. en Psicología
Asociado al Instituto Oscar Masotta
(CID Santiago del Estero)

Praxis, traducción y poder...para recrear una política de ciudadanos (por Alejandro Auat)

Exposición en el Taller “La sociedad civil piensa la política”, coord. por el Inst. Gino Germani (UBA), en el Foro Internacional sobre el Nexo entre Políticas y Ciencias Sociales. UNESCO. Buenos Aires, 20-24 Febrero 2006.
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La sociedad civil puede recrear la política a condición de politizarse ella misma. La política necesita ser recreada porque se ha desnaturalizado, ha perdido su carácter de construcción común, mediante deliberación y decisión públicas sobre asuntos que interesan a todos, y se ha convertido cada vez más en una técnica en manos de profesionales que compiten por la preferencia del mercado electoral, para imponer intereses sectoriales. En este sentido, los intereses más solidarios y las prácticas deliberativas de las asociaciones, clubes y grupos de voluntariado, las ONGs y otras instituciones de la sociedad civil, pueden aportar ese núcleo perdido en el espacio propiamente político.

Por su parte, la sociedad civil necesita tomar de la política algunos principios definitorios, como la transparencia, el control y la democratización de las instituciones. Esa es la principal falta en las organizaciones de la sociedad civil, acostumbradas en su mayoría a manejos casi familiares o a pequeña escala, lo que ha favorecido su frescura y su rapidez para responder a nuevos desafíos, pero que resultan insuficientemente democráticas por la imposibilidad de control de sus decisiones o su funcionamiento interno. No es infrecuente que las críticas internas y la demanda de participación en las decisiones deriven en una fragmentación sin fin de estas instituciones. No obstante, esto no significa un cuestionamiento sobre su representatividad y su legitimidad, que son de otro orden que los de la política propiamente dicha. Lo que nos interesa destacar ahora es que en el campo de la sociedad civil hay prácticas de ciudadanía no vinculadas necesariamente al Estado ni a partidos políticos, que podemos tomar como fuente regeneradora de lo político.

1. Praxis y mediaciones hermenéuticas
Una de las vías que proponemos para esa recreación es recuperar a la política como praxis más que como poiesis, a partir de las prácticas deliberativas y decisorias en común sobre lo público, que se dan en grupos de escala todavía humana. La política es acción común antes que técnica. Es acción configuradora de la sociedad. Como toda acción humana es histórica, contingente, no necesaria. Pero es acción institucionalizadora e institucionalizada, y por eso se desliza tan fácilmente hacia lo técnico-repetitivo.

Creo que para recuperar la política en el sentido de praxis, hay que promover la constitución de grupos o comunidades hermenéuticas que re-instalen los temas de la agenda pública, los sometan a discusión impulsando diferentes interpretaciones que desafíen al sentido común hegemónico. La existencia cada vez más extendida de radios comunitarias y otros medios alternativos en América Latina parece apuntar en esta dirección. La alternatividad de estos medios pasa por la modalidad de comunicación, que incluye la formación de activas comunidades interpretativas, eventualmente con acompañamiento educativo, en donde la práctica de la argumentación sea posible efectivamente. Y en donde una “retórica dialógica” privilegie el convencimiento por sobre la persuasión.

En el marco de una comunidad, la ciudadanía es una práctica hermenéutica más que un status jurídico-político: es una identidad intersubjetiva que presupone y construye el vínculo político. La comunidad como espacio de memoria, narración y celebración de las luchas, las dificultades y los logros en el camino hacia mejores condiciones de vida, genera los criterios necesarios para orientar el juicio prudencial que, a diferencia del cálculo técnico, debe tener en cuenta “la totalidad de la vida”.

2. Traducción y mediaciones discursivas
Frente al monopolio interpretativo de las clases hegemónicas y de los medios masivos de comunicación, el pluralismo de las comunidades interpretativas tiene a su vez el riesgo de la fragmentación y dispersión de sentidos que haría imposible cualquier proceso realmente emancipador. Por eso, el comunitarismo que tiende a concentrarse en las relaciones intra-comunitarias tiene que ser complementado por un contractualismo en las relaciones inter-comunitarias, que impida que las comunidades se cierren sobre sí, incapaces de incidir efectivamente en las decisiones macro-políticas que siguen diseñando el mundo en el que esas comunidades viven.

En esta tensión, el polo “contractualista” es, quizás, el más débil en nuestra actual cultura política. La incapacidad de construir acuerdos entre grupos o comunidades militantes que comparten un mismo horizonte emancipador, pasa no sólo por el enclaustramiento en las lógicas y lenguajes propios de cada lucha, sino también por el desconocimiento de los diferentes espacios estructurales en los que esas luchas se dan. Se hace necesario, pues, una actitud traductora, que sepa abrirse al mundo del otro para hacer las equivalencias sin identidad entre las formas de construcción del poder. Las equivalencias no se encuentran dadas, hay que hacerlas. Pero hay que hacer equivalencias sin identidad, porque no se trata de homogeneizar, sino de comprender: después de Babel, comprender es traducir. La capacidad de los actores políticos y sociales para traducir las reivindicaciones en demandas representables y universales es una condición básica para ello. Los aportes de la ética discursiva pueden ser fundamentales en este nivel.

3. Poder y mediaciones institucionales
La eficacia de las luchas de resistencia así como de las estrategias de construcción de poder desde abajo está sujeta al reconocimiento de la complejidad social en la que se desarrollan las mismas. Aquí la cuestión pasa por la capacidad de adaptación de la pupila a las diversas escalas de la acción y por la extensión de mediaciones institucionales que permitan democratizar el poder en sus diversas formas, y convertirlo en poder político.

En cada espacio de militancia se intenta revertir relaciones desiguales, pero las acciones adquieren naturaleza política sólo cuando se realizan en conjunto con los otros actores sometidos en el espacio del que se trata, y cuando se articulan con otras acciones similares de los otros espacios estructurales. La articulación entre las acciones de los diferentes espacios estructurales no puede darse sin institucionalización. De lo que se trata es de convertir las relaciones de intercambio desigual, también institucionalizadas, en relaciones de autoridad compartida. Pero de manera estable y continuada en el tiempo, y no aislada o esporádicamente.

En suma, se construye poder político cuando estamos en presencia de estos factores: una lucha por transformar la relación de desigualdad en autoridad compartida según las modalidades de cada espacio estructural de la acción, una conjunción “comunitaria” de voluntades mediada por una organización institucional, y, finalmente, una articulación “contractual” (alianzas, federaciones, etc.) con otras organizaciones que mantienen luchas equivalentes.

Las tres vías de re-generación de la política que propongo son, entonces, mediaciones hermenéuticas, discursivas e institucionales para la construcción de poder político; mediaciones que pueden ser potenciadas desde las prácticas de ciudadanía presentes en espacios de la sociedad civil.-

Santiago del Estero, Febrero de 2006.-
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*Alejandro Auat
Doctor en Filosofía. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Santiago del Estero.

Crónicas - EL CASO DE LAS HERMANAS PAPIN (por Guillermo Zimmermann)

“Cuando veo los ojos
que tengo en los míos tatuados”
Alejandra Pizarnik

En los más de setenta años que han transcurrido desde el crimen de las hermanas Papin la discusión al respecto se ha mantenido viva. Página sobre página y texto sobre texto, los anales de la psiquiatría, la jurisprudencia e incluso el arte llevarán para siempre la marca de este caso.
Los hechos ocurren en 1933 en la pequeña localidad de Le Mans, departamento del Sarthe, en la Francia de entreguerras. En la casa de la familia Lancelin, el señor René no consigue abrir la puerta y se ve obligado a llamar a las autoridades. El espectáculo que contemplan cuando consiguen entrar no puede ser más aterrador. En la oscuridad producto de un cortocircuito eléctrico se adivinan las figuras de las dueñas de casa, Mme Lancelin y su hija Geneviève, brutalmente asesinadas. Al parecer acuchilladas, las sanguinolentas figuras a las que han sido reducidos sus cuerpos descansan frías e inertes en un charco de sangre. Tejidos orgánicos cubren las paredes y las escaleras. En el último escalón de ésta, metros por encima de los cuerpos, un globo ocular intacto, con el nervio óptico completo como apéndice. Las pesquisas policiales y la autopsia revelarían que los ojos de las víctimas habían sido arrancados de sus órbitas cuando estas aún se hallaban vivas, y con las desnudas manos como único instrumento “hecho único en los anales de la criminología”.
Al subir al ático, los espantados visitantes encuentran a dos mujeres abrazadas en la cama, esperándolos. Lea y Christine, las criadas de la casa, “las perlas de los Lancelin”; como las llamaban los vecinos, que envidiaban a sus amos aquellas sirvientas tan dedicadas, tan recatadas, tan serviciales. “Las hermanas Papin”, como las conocería el mundo.
Las sospechosas confiesan sin dificultad ser las autoras de la masacre. ¿Quiénes eran estas asesinas? Dos criadas humildes y laboriosas, cuya juventud había transcurrido en conventos e instituciones públicas y hacía ya un tiempo cumplían funciones en aquel respetable hogar burgués. ¿Algún móvil que explique el espantoso asesinato? Ninguno, los Lancelin eran “patrones irreprochables”, como declararía luego Christine.
Francia se apasionará con la historia de las hermanas asesinas y se dividirá en dos. Los más numerosos exigen que la justicia desenvaine sus filos, se reclama una venganza ejemplar. En la otra vereda, la intelligentzia marxista y surrealista toma la palabra y se adueña de la noticia policial para defender sus ideas. Sartre y de Beauvoir transforman a las dos hermanas en víctima de la lucha de clases. La prensa no descansa en amplificar la trascendencia y el impacto social de este crimen, el arte deforma y reversiona de mil maneras lo acontecido (1).Entre las múltiples y a veces caóticas voces no estará ausente la del joven psiquiatra Jacques Lacan, quien no mucho tiempo antes había publicado “La psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”, conocida como “el caso Aimée” y encontrará en el historial de Lea y Christine Papin la ocasión de continuar y extender sus tesis. Su posición será contraria a la de los peritos oficiales del caso, que habían encontrado a las hermanas Papin “completamente sanas y responsables de sus actos”, y por tanto imputables; y será solidaria, en cambio, de la del Dr. Logre, llamado al estrado por la defensa, quien reclama para las acusadas el diagnóstico de Folie à deux o “locuras comunicadas”. (2)
¿Qué es una Folie à deux? Para limitarnos a los esencial de este cuadro repasaremos las condiciones muy precisas que deben respetarse para que se presente: Debe darse el encuentro entre dos sujetos: uno activo, llamado caso primario, casi invariablemente un paranoico, inteligente y seductor, portador de un delirio que le impone a otro sujeto, sobre el cual ejerce una influencia cierta. Este último, pasivo y receptivo, es potencialmente sano pero se ve arrastrado por el delirio del caso primario o inductor. Con la mayor frecuencia se trata de miembros de la misma familia, madre e hija, cónyuges, hermanos o hermanas.(3) Es necesario además que los dos sujetos constituyan una comunidad cerrada con muy poco contacto con la realidad social exterior, y permanezcan en estas condiciones un prolongado período de tiempo. Tal era el caso de Lea y Christine: todos los testimonios coinciden en que no salían nunca, ni aún en los días de descanso, excepto para ir a la iglesia a escuchar misa los domingos. Utilizaban su tiempo libre en bordar juntas, solas y recluidas en su pequeña habitación. Casi no conversaban con sus patronas, la propia Mme Lancelin había impuesto esta condición; y ella será, con funestas consecuencias, la primera en quebrarla. Todos los análisis coinciden en que fue con su intromisión en la vida de las Papin, defendiendo los derechos de las jóvenes ante su madre, Clémence Papin, y ante todo mediante sus “observaciones” (recuérdese la enucleación de la que es víctima más tarde) que se constituye como objeto persecutorio para las hermanas.
Por cierto que el artículo de Lacan no se reducirá a confirmar el diagnóstico. Allí llevará adelante sus concepciones, aún preanalíticas o sociológicas, de la personalidad como tensión social, y el acto paranoico como ajeno al sujeto. Por otro lado, continuará sus indagaciones sobre la imagen del semejante como constitutiva del yo, tesis que años mas tarde se generalizará a toda estructura en “El estadio del espejo”, de allí que finalmente: “el yo obedece siempre a una estructura paranoica”.
El comportamiento de las hermanas Papin después del crimen despejó cualquier duda respecto a la insanía de las acusadas. Durante los primeros cinco meses sus testimonios parecen calcados, apenas pueden diferenciarse. Repiten que “no recuerdan bien por que lo hicieron” solo exigen que las dejen estar juntas. Los funcionarios judiciales están atónitos: “uno tiene la impresión de escuchar doble” dirán, confirmando la expresión, un tanto poética, que la psiquiatría había consagrado para esta enfermedad: “almas siamesas”.
Pero después las cosas empiezan a cambiar. Se revela que la pareja simétrica no lo es tanto; a partir del mes de abril, Christine, seis años mayor, el “caso primario”, empieza a sufrir crisis cada vez mas intensas que la deterioran rápidamente. Su objeto es Léa, quiere verla, que se la lleven, tiene que hablar con ella. De poco sirve la camisa de fuerza, Christine se arroja continuamente contra las paredes, parece no comprender la realidad que la separa de su hermana. Intenta arrancarse los ojos en reiteradas ocasiones. Su delirio pierde toda sistematicidad, dando lugar a una intrusión de fenómenos alucinatorios. La tortura principalmente la imagen alucinada de su hermana “Lea, colgada de un árbol, con las piernas amputadas”. Se reconoce aquí la fragmentación de su imagen especular, el cuerpo de su hermana; correlativa a la desintegración de su yo y el colapso de sus suplencias imaginarias. Finalmente la guardiana de la celda, contraviniendo todas las consignas, le lleva a Léa a su celda. Christine solo dirá: “dime que sí, dime que sí…” abrazando a su hermana con tanta fuerza que deben separarlas. Desde entonces se hunde en un desconocimiento total de su hermana, jamás volverá a nombrar Léa. El cuadro virará hacia fenómenos melancólicos. En pocos años, en una abulia psicótica terminal, Christine morirá de inanición, sin llegar nunca a cumplir su condena.
Muy distinto será el destino de Lea: condenada a diez años de trabajos forzados, sale de prisión en 1943, después de haber manifestado una conducta ejemplar, y regresa junto a su madre, Clémence, en cuya casa vivirá hasta el fin de sus días. Muere en 1982, contando más de setenta años de edad.

(1) Entre las muchas producciones, se destaca “Las Criadas”, obra teatral de Gean Genet, “el poeta maldito”.
(2) Diagnóstico reconocido desde hacía mucho tiempo por los clínicos. Originalmente se remonta a las formulaciones de Lasègue y Falret (1873). Los manuales actuales la reconocen bajo el nombre de Trastorno psicótico compartido (DSM-IV) y Trastorno delirante inducido (CIE-10)
(3) Es interesante considerar a esta estructuración participando también de los casos más extremos de los fenómenos de masas. Se compondrían de un conjunto de neuróticos identificados lateralmente y arrastrados en un delirio persecutorio, ubicado con precisión en un líder paranoico. Piénsese en Hitler y el nazismo, Stalin y el comunismo, etc.
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*Guillermo Zimmermann
Lic. en Psicología
Integrante de la Cátedra de Lógica de la UCSE
Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Santiago del Estero

Entrevista a Emilio Vaschetto (por Gisela Yuse)

II Jornadas Anuales. Asociación Freudiana de Psicoanálisis.
Colaboradores: Lic. Raúl Arguello, Lic. Julia Grellet, Lic. Exequiel Jiménez, Lic. Ofelia Wingaard
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*Emilio Vaschetto
Analista Practicante, miembro de la Escuela de la Orientación lacaniana (EOL). Miembro del Centro Descartes. Médico de Planta del Servicio de Salud Mental del Hospital Central de San Isidro. Vicepresidente del Capítulo de Epistemología e Historia de la Psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). Docente de Salud Mental de la facultad de Medicina – UBA.
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PL: Me gustaría que comentes un poco sobre lo que mencionaste anteriormente como: la función social y terapéutica de la presentación de enfermos.
EV: Me parece que la presentación de enfermos como dispositivo, es algo que ya viene existiendo en el ejercicio de la psiquiatría clínica. La diferencia de lo q se llama “la enseñanza de la presentación de enfermos” en psicoanálisis es que, es un dispositivo que dista un poco de lo que es la mostración, que sería aquella disección clínica que se hacía clásicamente desde la psiquiatría donde hay cierta posición de forzamiento del saber, del psiquiatra que muestra. En oposición, el psicoanalista está en ese lugar que se llama la “sumisión plena a las posiciones subjetivas del enfermo”, así lo llama Lacan. En base a una lectura atenta del significante.
El psicótico, por su misma estructura es aquel sujeto expuesto, por eso no nos parece que sea una exposición abusiva o todas las criticas que se le hacen a las presentaciones de enfermos, sino más bien, ya viene expuesto el sujeto psicótico y lo que hace el analista es ubicar algo de esa estructura. El efecto que se produce en lo que es por lo general un único encuentro, es que a partir de allí se pueda decir algo nuevo. La posición de “extimidad” que tiene el interlocutor muchas veces hace que se provoque algo nuevo en el decir del psicótico.

PL: Entonces, ¿habría cierta particularidad en el paciente en relación a la estructura de la psicosis o también un sujeto neurótico puede atravesar esa experiencia?
EV: Claro. A veces se presentan pacientes que no son psicóticos o sobre los que hay cierta duda diagnóstica. Ese puede ser un motivo para la presentación. Y no necesariamente es una contraindicación de la presentación. Recuerdo haber presentado una paciente hace poco y, no era claramente una psicosis pero tampoco era claramente una neurosis. Quizá la presentación sirvió para que esta sujeto pudiera verificar cuál era su solución. Su solución era un sinthome, un modo de anudamiento particular entre lenguaje y cuerpo, que ella había logrado recientemente en su vida. Y ella venía a verificarse con el dispositivo de la presentación. Era un modo de anudamiento particular.
Parte de esa función social es que el paciente es invitado, con la condición de que él pueda producirse como sujeto allí, es decir, por la misma estructura de la presentación. Sobre todo aquél que padece del lugar de objeto, por el hecho mismo de hablar de aquello que se le impone pasa a ser en el mismo acto, sujeto. Y se le da a que tome la palabra, en ese tomar la palabra se produce como sujeto.

PL: En tu conferencia hiciste referencia a la estructura de la presentación de enfermo como equivalente a la del Witz freudiano. ¿Qué función cumple en esa estructura el público?
EV: Me parece que es un buen modo de hacer parroquia digamos, para que se produzca algo de la función del witz. También tiene que haber algo que opere como un tercero. No porque el psicótico pueda hacer un witz porque, éste siempre se produce dentro del hilo del nombre del padre. Pero nos parece, las personas que investigamos el tema de la presentación de enfermos en el Hospital de San Isidro que, dentro de esa estructura que tiene el witz a nivel transindividual mas allá del sujeto presentado; es que hay una parroquia que sería este coro silencioso que está presente, hay un interlocutor que es el presentador y esta el sujeto llamado a tomar la palabra. En esa atmósfera muchas veces se produce el algo nuevo en el decir, que es el escándalo del witz. Algo que no se dice en otro lado se dice ahí. O el mismo hecho de que a la salida el sujeto pregunte si habló bien, si no se le escapo alguna otra cosa.

PL: ¿Esa sería la dirección a dar en la entrevista? ¿Producir algo nuevo?
EV: No es una dirección obsesiva que se produce en la entrevista pero es algo que se produce como saldo. La dirección de la entrevista es para tratar de ubicar cuál es el obstáculo en la dirección del tratamiento o de la cura, para poder ponerlo en ciernes ahí en la entrevista misma. Y, si es un interlocutor avezado, la idea es que pueda poner contra las cuerdas no al sujeto, no al paciente o al enfermo sino a los llamados fenómenos elementales. Que se pueda ubicar qué es eso elemental, eso primordial a partir del cual la neurosis o la psicosis ha delirado. Ese sería el secreto de la presentación, a partir de eso uno puede orientar la entrevista misma y la posibilidad también de estabilización para ese sujeto.
Esa es la orientación ética, la orientación a lo real: poder ubicar cuál es el secreto de la estructura, la extimidad, lo primordial del fenómeno. Es una de las acepciones del fenómeno elemental: el elemento primordial, el detalle de la estructura.

PL: Con respecto al tema “urgencias subjetivas”. Una de las intervenciones del analista va en la dirección de dar sentido. Pero “no cualquier sentido”.
EV: No es que el analista se entusiasme en dar sentidos, ese sería el analista kleiniano. Sino que alguien que llega en una verdadera urgencia subjetiva, es decir aquel que padece de la ausencia de referencias. Yo lo propongo como una “clínica del enigma” porque me parece que puede ser correlativa tanto para la neurosis como para la psicosis. La clínica de la significación enigmática uno lo ubica más del lado de la psicosis pero, la clínica del enigma del deseo del Otro está más del lado de la neurosis. Al fin y al cabo son dos versiones del enigma. La respuesta que se promueve desde la presencia de un analista es a que alguien pueda inventar algún sentido. Seguramente sin esa presencia también lo va a inventar, por la misma estructura del lenguaje se va a producir algún sentido. Pero no es lo mismo un sentido que incluya al Otro que uno que no. Al Otro como la presencia del analista.

Comentario: La transferencia...
EV: A partir de la transferencia. En un principio no hay transferencia porque, la estructura de la sincronía misma de la urgencia no permite eso. Por eso decía hoy que era una clínica sin transferencia y una clínica sin sujeto. A partir de que se pone en marcha el aparato significante, el despliegue de la danza significante ahí empieza a producirse un sujeto, en esa diacronía. Entonces hay como dos ejes: la sincronía que es la angustia, la certeza, la perplejidad y toda la fenomenología pre-delirante en la psicosis. Porque cuando se incluye en delirio ya aparece una diacronía, un sujeto, algún discurrir aunque sea de los S1. Igual para la neurosis, cuando ya se apacigua la angustia, ya empezó a aparecer algo del sentido. Pero ese sentido tiene que estar enfermo de un Otro para que nosotros podamos hacer algo con eso. Es importante situar cuál es la verdadera urgencia subjetiva en este esquema de la clínica del enigma al sentido. La verdadera urgencia son todos esos fenómenos más primitivos. Como decía Clérambault “cuando el delirio aparece la psicosis es vieja”porque ya se instaló un sentido. Sin el analista también se va a producir pero, no es lo mismo que esté el “secretario del alienado” como compañero de la construcción no como alguien que anota pasivamente, que no esté. Y no es lo mismo alguien que acompaña a un sujeto angustiado que alguien que no.

PL: ¿Cómo funciona el dispositivo de Urgencias en el Hospital?
EV: El dispositivo justamente respeta estos dos ejes. Cuando alguien viene en una verdadera urgencia subjetiva se lo acoge en el lugar donde esté. Puede ser en la sala, en la guardia, puede estar en el pasillo del Hospital. Se lo escucha y tratamos de propiciar que haya algún despliegue significante. Generalmente lo que desnuda la urgencia subjetiva son aquellos significantes desencadenados, “la ruptura aguda de la cadena” que dice Seldes. La potencia de la urgencia subjetiva es desnudar aquellos significantes que enfermaron a alguien y, quizá son esos mismos los que te van a servir a lo largo de toda una cura. Muchas veces allí se ve cuál es el secreto con lo cual hay que hacer a lo largo de toda una cura. Eso es lo más interesante que tiene la urgencia subjetiva. En base a esos significantes y en base a la lógica de las intervenciones es que, se instaura la presencia del analista de una manera continuista, diacrónica. Y se va transmitiendo, no la novela o la historia sino cuál es la matriz lógica de aquello que sucede ahí. Qué intervenciones se hicieron, desde dónde, etc. No remedando exactamente eso, sino cuál es la matriz lógica, que siempre son dos o tres significantes, tanto la intervención como aquello que ocasionó el desencadenamiento. En base a esa diacronía, por la misma estructura se va produciendo justamente la emergencia de un sujeto. A mí me gusta esa frase de Borges de “Otras Inquisiciones” que comenta el fragmento 91 de Heráclitro:” no bajarás dos veces al mismo río”. Dice, uno cree que esa frase quiere decir q el río es otro, pero el chiste está en que el que baja es otro cada vez. Podemos pensar que el sujeto se va produciendo en ese discurrir significante, cada vez. Y esta es la potencia misma del dispositivo. Luego, hay distintas salidas del dispositivo. El apaciguamiento y un efecto terapéutico pueden ser una salida, la instalación de la transferencia o el pedido de un análisis, por algo de la transferencia imaginaria o por algo de la transferencia simbólica también.
Esa es una orientación.
Ahora qué pasa con las otras urgencias. Aquél paciente que viene aparentemente en una crisis ansiosa pero que, observamos que no están estas variables de la angustia o la perplejidad o el trauma, sino más bien hay un exceso de sentido. Se produce el vector inverso, es lo que llamamos el “analista que traumatiza.” Más bien se convierte el dispositivo en un dispositivo de provocación de la urgencia, de que aquél que viene con un exceso de sentido se vaya con un enigma, al revés ¿no? Con un efecto de angustia, al menos estructural
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PL: ¿Qué tipo de casos se incluyen en estas no- urgencias subjetivas? Si podemos decir, la fenomenología de estos casos.
EV: Por ejemplo, una paciente que llegó con una confusión ansiosa, fue hallada en la sala de espera del Servicio. Está confusa, no se puede ordenar. Cuando empieza a hablar rápidamente lo que ella dice es que ella está así porque su marido tiene la enfermedad de Alzheimer y, todo su estado se debe a que su marido se ha ido agravando y ella es la que lo tiene que sostener. Rápidamente empieza a armar ese sentido, casi es como su certeza, entre comillas. Hasta que en un momento empieza a localizarse cierto anacronismo en lo que dice, porque empieza a decir que eso ya también estaba escrito antes de casarse. Porque ella había tenido que cargar con la enfermedad de los padres, con la enfermedad de otros familiares, etc. Empieza a armarse un anacronismo de ese síntoma. Y finalmente lo que ella esboza es que tenía escrita en su agenda una fecha y, dice una fecha por otra, se equivoca, produce un lapsus. En ese momento del lapsus, cuando ella se corrige, se corta la entrevista. Ahí damos por concluida la urgencia. A partir de eso se produjo algo muy interesante. La paciente empezó a demandar una psicoterapia vamos a decir, sería muy estricto decir un análisis. Pero, lo que se produjo en ese lapsus fue como una especie de “urgencia en el decir”, esto fue lo interesante del caso. Esta es una paciente que ingresa con una especie de “urgencia generalizada”, una confusión ansiosa. Aparece un sentido totalmente congelado, coagulado y finalmente un sin-sentido, un disparate. Como dice Freud en la Psicopatología de la vida cotidiana, aparece un disparate, un escándalo en la enunciación. Este sin-sentido relanza, ya no en el dispositivo de la urgencia sino en otro, la promesa de un otro sentido.

Comentario: El pasaje de la urgencia a la emergencia.
EV: La emergencia de un nuevo sentido en ella. Es una clínica muy austera la que te estoy planteando ¿no? No es la clínica de los grandes casos. Es una clínica de la austeridad significante, de lo poco, una clínica pobre si se quiere. Hacer con rudimentos significantes que produzcan efectos de sujeto y, que eso promueva un “porvenir del inconsciente” como dice Jorge Alemán. No lo previo del inconsciente sino un porvenir. Que haya algo de la dimensión del sin-sentido que promueva un otro sentido para finalmente, si eso se convierte en un análisis, finalmente haya un sin-sentido al cual identificarse.

Pregunta: En las Jornadas se habló del tema de la responsabilidad en el psicótico y cómo muchas veces la declaración de inimutabilidad lo deja fuera de toda posibilidad de respuesta. ¿Sobre qué debería responder el psicótico? En el sentido de cierta rectificación subjetiva o responsabilidad si, justamente en la psicosis aparece la iniciativa del Otro.
EV: Claro es el gran tema de la psicosis. Es un problema eso porque cómo el paranoico que hace responsable al otro podría responsabilizarse él. La responsabilidad es correlativa de la respuesta del sujeto, el que pueda responder. Por qué puede responder un paranoico, el paranoico puede responder por su acto, lo vimos en el trabajo de Luis Seiffe donde está el tema de los actos criminales y la responsabilidad. Yo puse como ejemplo los homicidas inmotivados, el sujeto no sabe por qué hizo eso pero a su vez el tiene para decir, a posteriori con su delirio, tratar de restituir algo de esa respuesta. Esa puede ser una forma. En cuanto a la rectificación, quizá lo correlativo a la rectificación subjetiva en la psicosis es el concepto de responsabilidad. Uno podría poner del lado de la neurosis la rectificación subjetiva, también responsabilidad ya que, de la posición de sujeto siempre somos responsables. Y del lado de la psicosis la responsabilidad. Es un buen par correlativo.

Pregunta: ¿Puede ser que la responsabilidad sea por su respuesta pero por su respuesta frente al fenómeno elemental?
EV: Claro. El sujeto es respuesta a lo real. Es otro modo de verlo. Cómo alguien puede responder a lo real, al fenómeno elemental. Hacerse responsable de eso que emerge como parasitismo, como exterioridad. Cómo alguien puede hacerse responsable de la exterioridad del lenguaje. El neurótico lo testimonia hacia el final, qué dice: yo me tengo que responsabilizar de este fenómeno elemental con el cual he delirado toda mi novela.

Comentario. La repetición...
EV: Claro. En la psicosis eso esta a flor de piel. Schreber hace toda una peripecia alrededor del significante “mujer”, es la palabra que se va a repetir a lo largo de toda su vida. Me quieren feminizar, ser la mujer de Dios y después bueno, ser la mujer de Dios porque hay designios del universo un poco más elevados, hay que hacer una raza de hombres Schreberianos, etc. Finalmente en su demencia terminal aparece la palabra “puta”. Es un significante que lo sigue hasta el final de su vida.
Y la definición que Lacan da de síntoma es la definición del fenómeno elemental. En Problemas cruciales... él dice: “el síntoma es algo que se dirige a alguien, que no sabe qué quiere decir pero sabe que eso significa”. Un síntoma para que sea tal para alguien, tiene que tener un rasgo de significación personal, o sea de fenómeno elemental.

Pregunta: Mi pregunta es sobre el dispositivo grupal de pacientes refractarios. ¿Cómo se inicia la oferta? Si la palabra incurable está de entrada como algo propuesto o si eso es devuelto, después de que estos pacientes hablan de haber circulado por profesionales sin haber conseguido resultados.
EV: Eso incurable tiene que haber sido recortado por el mismo paciente. El mismo llega a la conclusión de que no hay nada de los dispositivos terapéuticos que a él lo puedan llegar a curar. El se define como incurable y es lo que genera el rechazo del personal de salud mental, porque ¿cómo puede ser que no se cure? Los analista dicen: “este es inanalizable” y se lo tiran a los sistémicos (risas), y los psiquiatras le ajustan la medicación cada vez más sin encontrar respuesta, entonces dicen “este es un refractario a la medicación”. Y son pacientes que nadie quiere atender porque bueno, insisten. ¿Qué se me ocurrió a mí? Fui a leer Análisis del carácter de W. Reich. Lacan lo toma en Variantes de la cura tipo ¿Qué es lo que dice Lacan ahí? Lo que Reich nos muestra en el análisis del carácter es que, a la resistencia del paciente se le opone la insistencia pedagogizante, (no lo dice así pero lo da a entender) del analista. Reich lo que intenta hacer es decir: tras estas formaciones de carácter lo que hay es la neurosis. La neurosis es una neurosis de carácter pero porque, para llegar al síntoma tenemos que atravesar lo que él llama “la coraza del carácter”. Sobre esa resistencia que usted está haciendo yo voy a oponer mi insistencia pedagógica, le voy a hacer saber que esta resistiendo, etc. Esta es la posición de Reich y a veces la posición de muchos analistas. Lacan más adelante en su enseñanza dice: “las resistencias son del analista”. La insistencia es lo pulsional “eso insiste”, es el real que insiste. Entonces yo me preguntaba si estos pacientes, que se definen como incurables no son los pacientes más lacanianos. En tanto lo que portan ellos es el discurso analítico, llevan como agente el incurable a flor de piel, y nosotros tenemos que aprender de ellos.
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Entonces se les propone un dispositivo no- terapéutico, porque ellos son incurables. Se les propone un dispositivo de reflexión, más o menos equivalente a los viejos grupos que instaura Pichón Riviere, tomamos el semblante de eso. Nos interesaba que ellos nos enseñaran, poder recortar un saber acerca de aquello imposible de curar. Y el vector terapéutico, yo lo propuse así, es inverso. Somos nosotros los que nos tenemos que curar del furor por curar.
Es muy interesante porque se hace un grupo en una institución que tiene el ideal de curación, que hace a la excepción de ese ideal. O sea, se aloja en esa institución algo que hace objeción a esa institución.

Comentario: Para introducir el imposible digamos...
EV: Se apunta a que el sujeto pueda ubicar qué nombre tiene ese incurable para él. Se encuentran alojados en un grupo, esos pacientes que no tenían ningún lugar. Es el grupo de los que no tienen grupo, es la paradoja. Aloja esa errancia. Son pacientes que no tenían ningún significante donde estar alojados. Ahora tienen el significante “incurable”, que hace objeción a la institución. Y nosotros lo que tomamos es, cierto descompletamiento de ese lugar tan infatuado del analista de: “ellos tiene que ser analizables.” Ellos tienen mucho que enseñarnos sobre la doctrina Lacaniana de lo incurable. No tenemos que domesticar ninguna cuestión. Y estos pacientes se tranquilizan mucho al saber que no nos esforzamos en querer curarlos. También se genera un fenómeno de identificación horizontal muy interesante porque, no necesitan de tu ayuda, ellos mismos se empiezan a ayudar entre ellos. El que está mas deprimido, lo sacan o lo buscan en la casa, el que no tiene trabajo se lo buscan, el que no tiene novia le presentan a alguien. Empieza a funcionar lo que Lacan describe en La psiquiatría inglesa y la guerra como el fenómeno, no de orientación vertical como sería en Psicología de las masas sino, de orientación horizontal. Los trabajos de Bion, etc.
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*Gisela Yuse
Lic. en Psicología
Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Santiago del Estero

"Zama, de Antonio Di Benedetto: la escritura de una imposibilidad" (por Graciela Córdoba)

Antonio Di Benedetto publicará por primera vez este texto, Zama, en 1956 el cual, como muchos de aquellos textos fundantes en la literatura argentina, permanecerá casi sin lectores quizás hasta su regreso al país después de la dictadura. Según Juan José Saer, (1)…”la deuda inmensa de la cultura argentina con Antonio Di Benedetto aún no ha sido saldada.”
La novela narra la historia de Diego de Zama, funcionario de la corona en América, quien entre 1790 y 1799 espera ser enviado a una sede de mayor prestigio en la colonia: Buenos Aires, Lima, Santiago de Chile. Por el contexto de publicación y habilitados quizás por una intertextualidad más bien evocada, aludida, algunos críticos hablaron de su relación con el existencialismo, con Albert Camus, Samuel Beckett.
Pero es en la letra, donde esas relaciones se diluyen hacia un lugar Otro. Quiero centrarme aquí en la palabra de la espera, que por su reiteración en el texto, va construyendo posiciones subjetivas de la misma, enredándose hasta conformar una metáfora o síntoma, en el sentido elaborado por Jacques Lacan.
El armado textual inicia con la Dedicatoria A las víctimas de la espera ( Di Benedetto y Antonio, Zama, Alianza Editorial, Argentina, 1984) y en cada apartado de la misma, Año 1790, Año 1794 y Año 1799, ha de irse conformando el nudo de víctima y victimario al mismo tiempo.

1 La espera y la imposibilidad de decir
El primero de los apartados inicia el anudamiento cuando desde el sujeto de la enunciación se describe la visión del mono en el agua:
El agua, ante el bosque, fue siempre una invitación al viaje que él no hizo hasta no ser mono, sino cadáver de mono…y ahí estaba él, por irse y no, y ahí estábamos. (pág. 11 del texto citado).( El subrayado es mío).
Es evidente el deslizamiento del mono al sujeto y al mismo tiempo la aclaración de que la espera debía ser llevada en soliloquio, sin comunicarlo. La ausencia de comunicación es referida desde el sujeto con el modo del monólogo interior directo; la construcción recorre, bordea sus pensamientos, un constante pensar y decir para él mismo, adjudicando significados atemorizantes a las acciones, escasas, cuando las hay:

…y yo no verlas debía, para no soñar con ellas…Huí (pag. 14)
Ninguno para don Diego de Zama…mis manos estaban destinadas a permanecer vacías (pág.19).(subrayado mío)
El recorrido acentúa la imposibilidad en la interrogación por sí mismo, en que se acentúa la ambivalencia, la vacilación acentuada por la tercera persona. El sololiquio lo muestra escindido entre el corregidor, el asesor letrado, el doctor Don Diego de Zama, Zama. En este modo otros de nombrarse, no se encuentra en el tiempo presente.
Se ve a sí mismo en el pasado y el futuro, en el presente hay sólo preguntas.
Ante la mujer, elige/es elegido las de la impotencia, con una ilusión generada por atisbos de acercamiento; la primera es la esposa de un oficial de quien depende su supuesto irse. Una mirada de ella basta para que en el imaginario de su soliloquio construya la escena de un Otro, Su Majestad, quien le ofrece un cargo, el mejor rentado en Buenos-Ayres a lo que responderá: Todavía no. (pág.29 de la edic.cit.).(subrayado ídem)
Luciana regresa con su marido a España, el acercamiento a Rita es también imposible, ella está enamorada de otro y Diego de Zama vuelve su pensamiento hacia Marta. Ella, la esposa que vive en España y no construida textualmente como personaje es una ausencia, su referencia es la distancia.

2. La espera y la demanda al Otro.
Acuciado por el hambre, su pensamiento se remonta hacia un dios creador de la vida que fracasa porque podía ver al hombre, pero el hombre no podía verlo a él ( pág. 124, op.cit.).
Querrá covertirse en padre y para ellos convence a una española viuda y pobre, con quien se relaciona a través del dinero. El niño nació enteco…(pág.125). Ahora que don Diego de Zama tiene un hijo creerá haber agregado un argumento a su pedido; según el Gobernador, no es posible porque el niño es bastardo. Al mismo tiempo, su economía está tan empobrecida que debe desalojar la posada, no puede pagar sus comidas, lo que lo llevará a pedir-sin pedirlo, alojamiento en casa de Emilia, madre de su hijo.
Mi Hijo. En cuatro patas, sucio hasta confundirse…poseía esa defensa, característica de las bestias. (pág. 136).
El hambre por la falta de pagos se acentúa , de la casa del gallego pasa a la taberna, de ella a un cuarto en las afueras atendido por mulatas, hasta llegar al punto en que Fernández, su secretario le invita una comida.
En este punto toman intensidad intensidad las escenas fantasmáticas, en las que Diego cree ver la silueta, el cruce de mujeres. Algunas son explicadas desde el imaginario cultural del fantasma, en tanto ya casi como alucinación se muestran : Este era el horror de la fascinación. Una consagración plena a su imagen, … (179)
Era de una sensualidad dominadora…capaz de cavar y dejarme vacío…parecía llevarme allá, adónde no sé, ni nada hay, nada es. (Pág.189).

3. La imposibilidad entre-dos muertes.
Con la promesa y la esperanza de atrapar a un bandido, Vicuña Porto, Diego emprende la demostración de su última imposibilidad. Para ello debe cruzar el límite de civilización junto a una tropa de soldados e ir hacia el lugar donde ya no hay civilización.
Amenazado por el bandido, éste se refugia desde su huída en la misma tropa que lo busca. Amenazados todos por los indios, Zama decae cada vez más:
…pensando que él se hallaba entre nosotros y nosotros padecíamos necesidades, fatigas, tropiezos y muertes por encontrarlo, se me ocurrió que era como buscar la libertad, que no está allá, sino en cada cual. (pág.219, los subrayados reemplazan a las cursivas textuales).
Delata a Vicuña Porto ante el jefe de la partida, Parrilla lo que causa el asesinato de este último propiciado por el mismo Porto:
Lo arrojaron al río. Pensé, que si podía nadar bajo la superficie podría salvarse…recordé que no le habían quitado las cuerdas. (pág. 234).
Ya Diego de Zama nada puede esperar: La muerte, entonces. Mi muerte elegida por mí…no puede gozarse de la muerte aunque sí de ir a la muerte, como un acto querido, un acto de la voluntad, de mi voluntad. (pág. 236).
Condenado a la pena capital por la partida de soldados encabezada por Vicuña, el sujeto de la enunciación toma la palabra de quien lo condena: Dijo que la delación tiene pena capital y la traición merece igual castigo, más nadie puede ser ajusticiado dos veces. Dijo entonces que se muere antes de morir, padeciendo una muerte doble, por la mutilación anuladora. (pág. 239).
Podía, pues, no morir aún
. (pág. 240).
Si el significado nada tiene que ver con los oídos, sino con la lectura como efecto de significante, como causa del goce, he tratado de realizar un recorrido de los significantes del deseo. Los objetos causa del deseo van textualizando la imposibilidad para este sujeto: imposibilidad de comunicación pero no lalengua, elección de la mujer desde un lugar desde el sabemos, no podrá. Su intento de acercamiento al Otro ante quien todo pedido es imposible pues toda relación posible con él demandará más aún del Goza¡.
La lectura, desde el entramado textual, marca la insistencia en el sufrimiento del sujeto, quien sosteníamos, parece víctima de la espera más allá de sí mismo, como en un deseo de repetición de la pérdida.
Pareciera ponerse en escena la cuestión de la textura del goce como lenguaje, para el que no hay garantías, de que el goce humano está unido sin mediaciones a la falta. Pero insistimos, aún desde la falla se escribe y es posible acceder a una lectura.

* Graciela Córdoba
Prof. de Letras, Fac. de Filosofía y Letras, UNT
Prof. de Literatura Argentina en la UNSE
Miembro de Grupo de Expresion Corporal Frias
Trabaja en Educación Popular en la Universidad Trashumante

Bibliografía:

Saer, Juan José, El narrador silenciado, prólogo a El silenciero, Adriana Hidalgo Editora, Rosario,1999.
Lacan J., Aun, Paidós, Bs.As., 1982.
Lacan J., Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Paidós, Bs.As., 1986.
Garrofe

Comentario de Libros - “La naturaleza humana: justicia versus poder”. Noam Chomsky –Michel Foucault (por Adriana Congiu de Flaja)


En el verano del 2006 el Suplemento Cultural del diario La Nación, promocionaba la compra de un pequeño libro de bolsillo editado por Katz. Se trataba de la publicación de un debate entre dos intelectuales de alta talla: Noam Chomsky – Michel Foucault.

En efecto, Elders, quien estaba encargado de dirigir el Proyecto de Filosofía Internacional, organizó con éxito varios encuentros como éste, con el ánimo de articular la enseñanza de la filosofía y la investigación con la acción pública. Invitó en este marco, a ambos estudiosos para que se encontrasen en la Universidad de Ámsterdam en noviembre de 1971, propiciando así una ejemplar permuta de ideas que alcanzó una resonancia inesperada cuando la televisión holandesa decidió su transmisión. Desde entonces, párrafos de estos diálogos han circulado virtualmente intentado captar algunos trozos de la rica interlocución. Por esto sea tal vez más valioso ahora, cuando tenemos la posibilidad de leerlo en papel y en hojas saturadas con las opiniones de sus protagonistas.

¿De qué hablaron en esa cita? ¿Consiguieron encontrarse en algún punto en común o cada uno demostró tener intereses distintos y antagónicos?

El libro se divide en dos partes o temas: Naturaleza Humana y Justicia versus Poder. Sin embargo, son éstos sólo títulos que organizan una serie de argumentos que se despliegan por: la historia de la ciencia, la creatividad, la epistemología, el papel de la verdad en la historia del pensamiento, el lugar del sujeto en el campo gramatical, el saber, el papel del historiador, el del lingüista y muchos expedientes más vinculados a la política y a la sociedad.

Por lo tanto la lectura que les proponemos apunta al lector que encuentra placer por conocer cómo construyeron sus pensamientos, aquellos hombres que se destacaron en un campo del saber y llegaron desde los mismos a influir en otros diferentes. Un buen libro para una audiencia ausente en aquel noviembre del 71.

* Adriana Congiu de Flaja
Lic. en Psicología.
Docente del Instituto Oscar Masotta de Sgo. Del Estero.
Practicante del Psicoanálisis.
Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Sgo. Del Estero.

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