Recientemente, ha sido publicado “Ferrocarril, quebracho y alfalfa” libro clave de Alberto Tasso. Historiador, sociólogo, investigador, poeta, pintor y escritor; Alberto se dedica desde hace más de veinte años a la historia de Santiago del Estero. En esta nota el autor comenta para “Parletre” algunas de las principales tesis de este innovador texto, que ya se inscribe como un nuevo capítulo imprescindible para comprender la historia y el presente social de nuestra provincia.
PL: En su último libro, se exponen algunos enfoques muy novedosos para analizar la historia santiagueña, muy distinto a lo que uno ha escuchado desde chico. En particular con el tema del ferrocarril. Al resaltar usted el valor productivo que tuvo en el desarrollo de la provincia ¿No va además en contra de un imaginario social muy fuertemente establecido, que lo ubica más como una herramienta de saqueo?
AT: Bien, ese es un punto de anclaje fuerte del libro efectivamente. El punto de comparar una versión con otra y ofrecer una versión distinta sobre el ferrocarril. Mas bien yo lo que trataba de abonar es una idea menos “lamentosa” de la interpretación histórica, una idea menos victimizada. Y lo primero para desarraigar esa idea es ver quienes participaron en el desarrollo de esta idea victimizatoria entre comillas: el mercado mundial claro, pero también los santiagueños. Bien, ese tipo de interpretación económica y demás de una etapa esta dada, y yo creo que no avanzamos más por el camino de la crítica porque ya la crítica se la ha realizado, entonces si avanzamos será por otro camino. Si avanzamos por ahí y para mirarlo de otro modo surge la consideración de mi viaje. Yo llegué en tren a Santiago y lo primero que vi son campos de cultivo. Desde ahí que pienso que esa experiencia que tuve yo no la tuvo Di Lullo, ni Lescano, ni Dargoltz que nacieron aquí. Ellos cuando volvían a Santiago simplemente regresaban a Santiago, yo tuve la suerte de conocerlo en un primer viaje, en un viaje de impresiones, son “impresiones de viajero”; por cierto que tuve que abundarlas con datos y con otras cosas pero no quiero descontar el elemento subjetivo de mi apreciación sobre Santiago. Y también que creo que la gran tarea histórica ahora es superar esa subalternidad en que el santiagueño ha sido puesto y en que se ha visto; … y la tarea inconclusa de avanzar en la defensa del patrimonio, porque todo este tema de los bosques hay que verlo desde ahora también, y por eso el capítulo sobre el bosque (uno de los últimos) que plantea lo de las distintas miradas sobre el bosque.
Yo ahí digo que la experiencia forestal juega como un “pathos” en la historia de Santiago. Entonces que una manera de superarlo sería convertir a la provincia en una provincia forestal.
El otro día me citaron esa frase diciendo que no se entendía como podía sostener eso. Porque en Santiago, a la pregunta de si fue o no fue forestal yo digo que fue “minería forestal” no producción forestal. No tiene forestadores esta provincia para exhibir en su lista. Salvo unos pocos que fueron contratados para decorar el parque Aguirre. (Risas) Pero ahora hay jóvenes que tienen viveros y plantan algarrobos y tienen ese instinto de la forestación. En ese sentido es que va dicho lo de convertir a la provincia en forestal. Claro que el bosque si se terminó se terminó y es ahí donde hay que decirle a las autoridades, las de hoy, que si van a Gualeguaychú a hacer declaraciones ambientalistas contra la papelera se fijen también al regresar en la problemática ambiental de la provincia. Pero ahí ya nos desviamos de los temas del libro. (risas)
Pl: No solo a la perpetua victimización del Santiagueño, sino también a “La edad de oro del pasado”. Me parece que también tratas de desmitificar eso en tu libro.
AT: Si, si… la edad de oro del pasado estuvo mitificada por Di Lullo.
Verdaderamente creo que fue una de sus tareas y la hizo muy bien, de ser un mitificador de la época colonial. Una de las tareas que se propuso en su descomunal obra de inventar una provincia, de escribir la historia de una provincia y de haberle dejado, para mi, no todos coinciden con esto; muchas marcas. Las palabras de Di Lullo están grabadas en la gente, en la interpretación de dos generaciones. ¿Cómo lo logró? Escribiendo mucho en el diario y haciendo muchos folletitos. Los maestros lo difundieron. Hoy no hay un libro de Di Lullo.
PL: Libros necesarios…
AT: Absolutamente, inclusive para poder criticarlo. Estos nuevos análisis son cosas que hay que hacer dialogando con los viejos autores. Ahora hay muchas nuevas lecturas del período colonial. Estamos avanzando en su conocimiento, porque avanza la antropología por ejemplo. Hay muchos historiadores que, como laboriosas hormiguitas, van armando esto. O sea que el pasado es algo que puede suceder en cualquier momento.
Yo no soy avezado, todavía, en ciertas lecturas y documentos antiguos. Pero estoy lanzado ahora, con entusiasmo, a la idea de una historia de Santiago del Estero de por lo menos… 10 siglos. Es decir incorporando el saber arqueológico, dándole un espacio a Sunchituyoj y Averías y después en los terrenos de tiempo las líneas se cortan, o sea después del 1500… hay un período en que la película se interrumpe… fue la gran crítica que le hicieron a los Wagner.
PL: … un eslabón perdido.
AT: Si exactamente, exactamente. Esa historia la cuenta Ana Teresa Martínez en “Los hermanos Wagner entre ciencia, mito y poesía.
AT: Bueno… todos son interrogantes. Yo tengo un artículo que se llama “Una hipótesis sobre los orígenes de la sociabilidad santiagueña”. Eso lo escribí en el tiempo en que estaba con lo de mi tesis pero es como una derivación y es la idea de que, a partir de las dos primeras instituciones económicas que se formaron aquí, por un lado la Encomienda, en las costas de los ríos, con muchos pobladores, donde había comunidades; y por otro lado la Estancia, que era el lugar para criar ganado vacuno que se establecía más lejos de ésta porque había que vigilar a la hacienda y a los campos de pastoreo, pero sobre todo porque estos pueblos eran agricultores, y los otros eran ganaderos y no debían estar cerca; el agricultor siempre debe defenderse del ganado, son clásicos los problemas… bueno, entonces la estancia se va a extender muy rápidamente hacia la zona del Salado, y entre medio, procurando siempre el Abasto… pero la estancia se establece en un puesto que tenga buen agua y están ahí los que llevan para trabajar, los mestizos, los indios, los negros: las pequeñas fuerzas de trabajo: los “domésticos” porque el hombre se establecía con su mujer y hacía una casa: había que quedarse a vivir ahí. Es una comunidad nueva, naciente. La otra en cambio, conserva algunas cosas más de la vida originaria, la del pueblo de indios, hasta estuvo instituido como pueblo de indios. Entonces: acá predomina la cultura mestiza, más horizontal, y en la estancia una más vertical porque el patrón esta ahí y el hijo del mestizo se va a transformar mas rápidamente en el peón de a caballo, y es el que lo va a ayudar cuando tengan que ir a las montoneras. Va a ser más rápido ejército aquí que en las encomiendas… bueno, es una hipótesis… pero sobre esta hipótesis yo digo que se dieron dos espacios distintos de socialización y duró más el indio en la comunidad que en la estancia.
PL: No quiero terminar sin preguntarte acerca de la indagación sobre el patronazgo, uno de los capítulos que más me gustó de Ferrocarril… Esta forma de dominación o de mantener una asimetría de poder se ve reflejada en el Santiago actual. Se escucharían ecos. ¿Esta es la idea?
AT: Si, exactamente
AT: Ajá está bien pero se está dando, es decir tiene que darse acá también. Se está produciendo un cambio social. No tengo muchos datos pero…
PL: Lo decía en el sentido de que esto también es chocar contra un imaginario social que nos dice que en Santiago el tradicionalismo es lo mejor de todo, esta otra cara que se muestra es…
AT: Por supuesto, claro. Primero habría que distinguir que es lo tradicional y que es lo… usado repetido y abusado y a veces malo del repetido. La tradición, la rica idea de tradición no puede cargar, y habrá que expurgarla si viene de eso con las cosas hechas en su nombre, o con las cosas que sucedieron en el pasado siempre. Ahí hay un tema conceptual que Canal Feijóo ayuda a tratarlo un poco. ¿Qué es la tradición? Lo que pasa es que las tradiciones son una fuerza social objetiva, a mi me parece, en Santiago. Hay una memoria, una evocación, una simbología y tiene que ver con las costumbres, el arte, los idearios. Estas coexisten en paralelo con otras fuerzas que no son tradicionales, sino que son propiamente desafiantes a veces de esa modernización o bien buscan directamente caminos renovadores, y ahí es donde un joven tendrá una posibilidad de desafiar al género conservador y va a ser roquero por ejemplo(risas)
Bueno, ahora la sociedad está dando un giro copernicano en muchos aspectos, en sus estructuras comunicacionales y debemos socializar y educar de otra forma.
AT: Fue un placer.
*Guillermo Zimmermann (Lic. en Psicología
Integrante de la Cátedra de Lógica de la UCSE
Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Santiago del Estero)
1 comentarios:
me pareció muy interesante el reportaje, sobre todo en relación a poder realizar una vision distinta de la historia de santiago, a traves en este caso del ferrocarril. Creo que tambien sería una buena vía de investigación, o al menos para empezar a pensar, aquellos significantes que comandan esta región, poder analizar qué implican todos esos discursos imperantes sobre la tradición, el folklore, y talvez poder cuestionarlos.
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