Transferencia

Transferencia
*Auspiciada por la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por Resolución Nº 728 CUDAP:EXPE-MGE:0004039/2011. A partir del 6 de Septiembre del 2011.

*Declarada de Interés Académico por el Honorable Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por contribuir al desarrollo de la producción cultural de la provincia. (Resolución CD FHCSyS Nº 143/2011), a partir del 23 de Agosto del 2011.

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Declarada
de Interés Educativo por el Instituto de Acción Cooperativa (Art. 1º; Resolución 406/2008 - Santiago del Estero, 18 de Julio de 2008), teniendo en cuenta la importancia que representa para el acervo cultural la difusión de conceptos y pensamientos del Psicoanálisis en la Cultura.

Reportaje. Entrevista a Gabriela Yauzá

Integrante del grupo La Jeta Literaria de Santiago del Estero, Gabriela Yauzá –Profesora de Lengua y Literatura- obtuvo el primer premio con La Fuente de Secretos en el Concurso del Bicentenario organizado por la Subsecretaría de Cultura de la provincia para todo el Noa. Antología Jetona, el primer libro editado por el grupo, reúne unas cuantas producciones de algunos de los escritores miembros, entre ellos la misma Gabriela Yauzá.

(…)Es en vano analizar las razones de los jurados, algunas debían tener. Tampoco puede confiar del todo en su talento, es una joven entusiasta, pero lejos está de integrar aquella larga lista de escritores que hicieron de las letras santiagueñas una digna tradición (…). Así escribe Gabriela Yauzá en La Fuente de Secretos. Así, sus palabras horadan aquellas construcciones que circulan en el imaginario social acerca de cómo debe escribirse la literatura santiagueña. Así, bajo la fachada de un juego inocente, está rozando problemáticas cruciales-cotidianas. Así, va haciendo uso de todo eso que permite la literatura: cuestionar lo instituido, demoler prejuicios, denunciar excesos, romper los sentidos, dar nuevos sentidos, vaciar de sentidos, crear a partir de la diferencia, exorcizar los demonios, erotizar las palabras. Perteneciente a una nueva generación de escritores, y por lo mismo, embebidos de influencias socio-culturales diferentes a la de los “clásicos autores santiagueños consagrados”, tiene otros modos de apropiarse y usar las palabras. Ni mejor ni peor. Sí distinto.
Nos recibió en su hogar. La bienvenida, a cargo de una copiosa biblioteca instalada en la sala de entrada, ya nos anticipa la presencia de las letras en la casa. También hay juguetes, un corralito, una sillita. “Soy madre, esposa y amiga… los otros títulos, son circunstancias” así se define Gabriela. Sin provenir de una familia abocada al campo de la literatura, supo seguir el aroma y el color cautivante de algunos libros… los suficientes para que marcaran su deseo de dedicar parte de su vida a la escritura. Desde entonces, emplea este medio para hacer su propio aporte, para poner a circular sus ideas, para hacer cosas que de otro modo serían imposibles de llevar a cabo. Y aunque insiste en decir que escribe cuando se enoja, palpita en sus producciones un más allá de esto.
E: Es frecuente que el interés por alguna actividad sea despertada o inscripta por alguien. En tu caso ¿Cómo te inicias en el campo de las letras?
G.Y: En realidad creo que tiene que ver con una formación que he tenido con perfil humanista. Yo he hecho la primaria en la escuela Centenario y después me han transferido al Bachillerato Humanista. Después contingencias, he hecho un taller de periodismo, me gustaba el periodismo y desde muy chiquita he hecho un programa de radio con mis amigos del barrio; estaba la inquietud, ese era uno de nuestros juegos de niños. Me surge la posibilidad de hacer un taller de periodismo y conozco una chica que era la que lo dictaba que hacia Comunicación Social. Me quedé fascinada con ella, con su conocimiento y su forma de analizar la realidad; ahí dije “me voy a estudiar Comunicación Social” y ahí entro a tener una fascinación con la lengua, con la palabra. Para mí, entrar a la universidad y estudiar Antropología y todas esas cosas me produce un quiebre, porque en la adolescencia era muy activa en la iglesia. Esa crisis después me lleva a sentir que la ciencia no me alcanza para explicar ciertas cosas y es ahí donde digo “me gusta más la literatura”, obviamente han pasado no sé cuantos años.
E: ¿O sea que vos no terminas la carrera de Comunicación Social?
GY: No, pero por cuestiones económicas. Sigue siendo mi amor. También en medio de la carrera hago como auxiliar estudiantil y en ese espacio una profesora me decía que tenía potencial. Después cuando tengo que dejar, entre hacer nada y hacer algo decido entrar al Profesorado de Lengua y Literatura. Ahí también el acercamiento a las obras y a tener una constante fascinación por esta gente que magistralmente te cuenta historias y te muestra el mundo de una manera particular, eso es lo que me gustaba y en ese espacio me sentía cómoda también.
E: ¿Entonces empiezas a escribir después o antes del profesorado?
GY: Si escribía antes, pero cosas que más vale no recordar. Siempre, no sé exactamente cuándo, pero desde muy chica. Además mi familia no es de profesionales, ni de lectores asiduos. Pero mi mamá cuando era chica tuvo la brillante idea de leerme libros, me leía filosofía, cosas de la mayéutica; yo después siendo más grande tenia recuerdos que no sabía de donde venían hasta que ella me dijo. Después he encontrado los libros. Hay algo que te va marcando, como para que te guste leer al menos. El primer libro que me ha marcado mucho, que ha sido como un cambio de una lectura adolescente ha sido “Sobre héroes y tumbas” de Ernesto Sábato.
E: Hay escritores cuyas obras rozan la autobiografía, que no terminan de ser autobiografías puesto que hay una operación literaria –pienso en Kenzamburo Oé con Una Cuestión Personal por ejemplo- pero donde es muy palpable la incidencia de la experiencia de vida personal. Se trata de una delgada línea entre la ficción y lo real. ¿Vos desde qué lugar escribes?
GY: Eso me parece que es un camino que he ido haciendo, me resultaba en un principio muy fácil contar mis cosas riéndome un poco, dramatizando, desdramatizando. A medida que vas leyendo, Dolina por ejemplo, empiezas a incorporar a conciencia, formas y modos, un “a la manera de”. A Dolina por ejemplo, uno lo lee y le parece tan accesible que dice: debería probar. Pero arranco con una autorreferencialidad, siempre con la cuestión de la comedia. Al principio era súper barroca para escribir y después he ido leyendo, apropiándome de otras cosas y me he acercado a lo que me gusta muchísimo, los escritores latinoamericanos: Fuentes, Rulfo y otros escritores. He empezado a encontrar el gusto de lo simple. Eso ha sido una búsqueda, la otra era superar la autorreferencialidad, salir de lo cómodo que me resultaba a mí, de cómo yo percibo las cosas, que es válido pero no es con lo que me gustaría quedarme, por lo menos ahora. Entonces es un ejercicio constante ficcionalizar un poco, ponerme en el rol de otra persona, en la piel de esa persona y desde ese lugar escribir. En el cuento (“La Fuente de Secretos en “Antología Jetona”) hay un intento de ficcionalización porque jamás haría un viaje sola al monte, pero ha sido un ejercicio. Pero era tramposo porque todos los lugares que nombro los conozco. Entonces es una búsqueda, porque ahora por ejemplo estoy escribiendo unas poesías que son mas ajenas, son otras historias, no son mías, no soy yo. Hay una que me gusta, que se llama Mi Verónica, que está escrita desde una voz masculina. Lo que yo no sé si se corresponde a la psicología masculina, pero si cuando lo lees es el masculino el que está escribiendo. Me encantaría alcanzar la simplicidad, el ritmo y la cuestión de tomar distancia.
E: Uwe Timm, escritor alemán, sostiene: “Hay tres campos en los que la identidad, es decir aquello que es una unidad consigo misma, se ve disuelta: la enfermedad, el sueño y la literatura. Los tres campos marcan el límite de la normalidad. ¿Qué opinión tienes al respecto?
GY: Yo creo que se desdibuja la imagen que uno intenta sostener, de educada, amable y respetuosa por decirlo de alguna manera. En el espacio de la literatura sos un poco más libre, porque te puedes tomar licencias de matar gente, de cuestionar y desmitificar y de toda una serie de acciones que en tu realidad estas más condicionada.
E: Y es que la literatura siempre apela a la ironía, al juego, a la denuncia, pone en duda la arrogancia, golpea el engreimiento. El escritor se toma algunas licencias. De hecho Freud dice que el artista es aquél capaz de expresar sus fantasías y tiene la aprobación y el reconocimiento del público… que son todos aquellos que se identifican con aquellas fantasías pero que no se animan a manifestarlas.
GY: Si, es como un acuerdo entre ambas partes. El tema es que no somos tan libres. Cuando escribes desde la autorreferencialidad también escribes sobre todo tu entorno: tu pareja, tus amigos; en mi caso es un condicionante por eso quiero ficcionalizar.
E: Hay cierta concepción difundida y aceptada en la sociedad, que identifica a la identidad santiagueña con referentes como: folklore, campo, tradición. ¿Vos te sientes perteneciente a esta identidad?
GY: No es que reniegue de los mitos y las leyendas, sino que uno trata de decir que somos eso, y además otras cosas. Uno aspira a que se reconozcan, se apoyen y se acompañen otras manifestaciones. Porque hay otra generación que creció con otros fantasmas, a mi me asusta mas Fredy Kruger que Coquena. Somos una generación que creció viendo tele, con otro mundo de referencia y construir una identidad con algo que sientes ajeno es complicado.
E: ¿Qué función tiene la escritura?
GY: A veces me gusta decir que la literatura la vivo como algo colectivo, porque me gusta pensar en el hecho cultural como algo colectivo. No es un hecho que construya yo sola, ni que lo viva sola. Reconozco que no tengo la posibilidad, ni la autoridad para cambiar algo profundamente; entonces desde el lugar que tengo, trato de ver que es lo que se puede aportar. Para mí la literatura es eso, y también es mucho goce, algo que disfruto mucho.
PL: Contanos sobre “La Jeta”, ¿cómo ha nacido?
GY: La Jeta nace en el 2009. La idea desde el principio ha sido compartir gustos, poner un día y un horario fijo y armar una especie de agenda para presentaciones. No necesariamente debía ser literatura, podía ser música, cine, arte plástico…arte. “Vení, contanos qué te gusta, contanos por qué te gusta”. Ha habido una tendencia casi natural a que casi todo lo que se presente ha sido literatura, un poco de filosofía; pero es una deuda pendiente incorporar otras manifestaciones artísticas. Después fue decantando y también surgiendo otras ideas, se ha ido haciendo un grupo de frecuentes, han venido chicos de Santa Fé, Catamarca, Tucumán con los que hemos compartido lecturas. Después una cosa que generó un cambio fue Lucas Funes con el Taller de encuadernación de libros que vino a dictar. Ha estado buenísimo en tanto y en cuanto ha funcionado para hacer accesible una técnica para que una persona que no tiene recursos económicos para ir a una editorial y pagarse su propia publicación lo pueda hacer. De ahí, hemos empezado a trabajar en el libro con la dificultad de trabajar con algo que involucraba a mucha gente. En el camino también ha sido un aprendizaje, tomar decisiones, tratar de sostenerlas. Ahí también va decantando y vas diferenciando, por ejemplo el grupo de “La Jeta” de los sábados es diferente a esto que es hacer gestión cultural y demanda otros tiempos y otras formas de trabajar.
E:¿Por qué se llama La Jeta?
GY: Era producto de la circunstancia en la que surge, de sentir que había alguna gente que estaba produciendo y no estaba encontrando un espacio para hablar de lo que le gusta, era como estar con la boca tapada. La idea era destaparse y “jetonear”, decir sin problema. Un poco se ha logrado pero como les decía, nadie es tan libre.
E: ¿Qué proyectos tienen para el resto del año?
GY: Hay muchos, una idea es editar más libros pero con una línea más definida, en este que hemos hecho no había una línea editorial. Seguir con los espacios de los sábados. También estamos haciendo contacto con la gente de la FLIA la “Feria del Libro Independiente y Autogestionada”, un evento que se organiza en diferentes provincias que congrega a editoriales chicas, independientes, con otra línea de escritura que no es la de las grandes editoriales. Lo ideal sería armar una FLIA aquí. Hay chicos que quieren hacer radio, otros una revista, yo quiero hacer algo relacionado con la música; sin perder el espacio que ya tenemos. Por lo pronto estamos haciendo una segunda edición de la Antología para mandar libros a Córdoba y a Tucumán.
Muchas Gracias!!!



Entrevistadores:

Laura Trungelliti
Psicóloga del Hospital de Niños de Sgo. del Estero
Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos
de Sgo del Estero.

Paola FríasMiembro del Grupo de
Estudios Psicoanalíticos de Sgo. del Estero.
Actualmente escribe su Trabajo Final
para la Lic. en Psicología en la UCSE

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