Transferencia

Transferencia
*Auspiciada por la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por Resolución Nº 728 CUDAP:EXPE-MGE:0004039/2011. A partir del 6 de Septiembre del 2011.

*Declarada de Interés Académico por el Honorable Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, por contribuir al desarrollo de la producción cultural de la provincia. (Resolución CD FHCSyS Nº 143/2011), a partir del 23 de Agosto del 2011.

*
Declarada
de Interés Educativo por el Instituto de Acción Cooperativa (Art. 1º; Resolución 406/2008 - Santiago del Estero, 18 de Julio de 2008), teniendo en cuenta la importancia que representa para el acervo cultural la difusión de conceptos y pensamientos del Psicoanálisis en la Cultura.

Silencios interrumpidos



Fue en el mes de Abril del 2010 que el Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Santiago del Estero (GEPsi) decidió dictar clases quincenalmente, en el espacio de los Silencios Interrumpidos. Con el objetivo de desarrollar y esclarecer algunos puntos de incidencia clínica y teórica sobre el tema de “las perversiones”, los encuentros que habitualmente son ocupados por variados temas, se abocaron en esta oportunidad a profundizar sólo éste. Les ofrecemos un breve pantallazo de lo desplegado durante los cuatro meses.
Hablar de “las perversiones”, en plural nos indica ya la falta de univocidad del término, y los modos en que se presentifica en nuestra época su uso, muchas veces ligado a la concepción psiquiátrica o moral, ambas restrictivas.
Es en el campo del psicoanálisis donde el concepto de perversión va a adquirir una autonomía singular, ya que fue Sigmund Freud quien lo extrajo del campo puramente fenomenológico para incorporarlo a su cuerpo teórico en dos desarrollos capitales: la sexualidad infantil y la sexualidad del neurótico llamada “normal”.
La afinidad entre la sexualidad infantil y la sexualidad perversa, dirá Freud, es naturalísima. ¿Por qué? En ambas, el fin de la actividad sexual no es la procreación, norma que rige la sexualidad normal. Las zonas erógenas (oral, anal, fálica) son fuentes de goce que persiguen la satisfacción autoerótica con un fin independiente de la procreación.
Por otro lado, “En un sentido psicoanalítico, el interés sexual exclusivo del hombre por la mujer constituye también un problema, y no algo natural…” (S. Freud, 1905)
Estas proposiciones freudianas nos hicieron trabajar pues, durante el curso, aquello que corresponde y diferencia la estructura perversa, el acto perverso y el rasgo de perversión.
Si el hombre no tiene predestinado el objeto de su satisfacción en la mujer, si no podemos escribir la fórmula que une de manera necesaria H <> M, lo que la lectura de Lacan nos enseña es que en su lugar podemos escribir la relación del sujeto con sus propio goce: ($<>a). Esta relación será de un carácter distinto en neurosis y perversión, lo que supone una posición subjetiva diferente en cada caso, posición con respecto a la castración y al goce.
Los síntomas de las histéricas revelaron en el análisis su conexión con fantasías perversas reprimidas, de modo que los síntomas en los sujetos normales constituían un modo de satisfacción sexual inconsciente “conforme a ciertas normas de composición”. La relación entre las fantasías reprimidas y los síntomas, nos explica Freud, es de la misma naturaleza que la que une las ideas latentes del sueño con las ideas del contenido manifiesto. El papel de las fantasías perversas es decisivo entonces en la vida del neurótico, develan el sentido de sus síntomas, sin embargo su eficacia permanece mientras son inconscientes. Al hacerse conscientes son para el neurótico motivo de vergüenza y rechazo moral.
Para guiarnos en este estudio Masotta nos propone un axioma de estructura: la castración, no de cualquiera, sino de la madre.
En el caso del fetichismo Freud nos da la clave del fetiche como sustituto simbólico del pene faltante en la madre. Ante el descubrimiento de la diferencia de los sexos, el sujeto realiza una maniobra defensiva mediante la cual acepta y reniega la castración. Este mecanismo, la Verleinung, traducido como desmentida es el mecanismo propio de la estructura clínica de las perversiones. Así el perverso hace del fetiche una condición exclusiva de goce y una defensa frente a la angustia de castración, porque “… si la madre no tiene el falo, entonces el sujeto infantil no es el falo de su madre, lo que significa el derrumbe del narcisismo infantil.” (Masotta, 1973)
Ante la exigencia pulsional, el neurótico reprime, renuncia a algo del goce pulsional. “El neurótico es un sujeto del deber, un sujeto de los ideales...” (Samuel Basz) El perverso no quiere renunciar al goce y lo que el fetiche le permite es un acto reivindicativo donde autoafirma su derecho al goce por sobre la amenaza de castración.
“En el travesti, en el homosexual, en el fetichista, se ve esa referencia constante al narcisismo y a la madre fálica: se diría aun que aquí la razón de la estructura es una acción reparatoria, que estos perversos obturan, sosteniendo, la falta del pene en la madre.” (Masotta, 1973)
Freud ajusta su concepto de perversión un poco más cuando declara: “el carácter esencial de las perversiones no consiste en sobrepasar el fin sexual o reemplazar los órganos genitales por otros, ni siquiera en el cambio de objeto, sino más bien en su exclusividad…” (S. Freud, 1917)
La exclusividad del perverso para con su objeto contrasta con lo que más arriba Freud interrogaba en las neurosis, esa falta de exclusividad en la neurosis remite a que el sujeto neurótico sea un sujeto de la búsqueda, de la nostalgia del objeto perdido, un sujeto a la deriva de su deseo.
Si el perverso demuestra esta fijeza para con su objeto, el neurótico en cambio se pierde en los desfiladeros del amor buscando como un ciego el falo perdido de la madre, pidiendo a su partenaire signos de amor que no alcanzan para constituir ninguna certeza.
Si bien las condiciones de elección del partenaire en el neurótico comparten el estatuto de condición exclusiva del fetiche, están sujetos a la contingencia de los lazos amorosos, a los desencuentros y los hallazgos, los desfiladeros de la demanda y la no relación sexual. Hay para el neurótico un menos de satisfacción que implica su sometimiento a la castración y a la Ley del Deseo.
Por ello “Para el neurótico hay, en el Otro, voluntad de castración. Se aplica el mito de Edipo, el padre muerto no quiere que “yo” goce. El neurótico, como dice Lacan, imagina que el Otro pide su castración.”
“Para el perverso, el otro no quiere y no sabe gozar, y por eso se sustenta en la voluntad de gozar, en la voluntad de hacer gozar al Otro, en la voluntad de hacer al Otro gozar”. (J –A Miller, 1998)
Quedan muchos abordajes pendientes, no podré resumir el recorrido, los debates, la conversación y el estilo de cada uno en su modalidad de transmisión del psicoanálisis.
Agradecemos a todos los docentes que se acercaron a tomar la palabra, tanto los santiagueños como los invitados de otras provincias, agradecemos la participación de los asistentes, y la colaboración de las diferentes instituciones del medio “psi”.



Gisela YuseLic. en Psicología.
Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos
de Santiago del Estero

0 comentarios:

para continuar haga click en ENTRADAS ANTIGUAS

..