A través del
presente trabajo se intentará aproximarse a la lógica del travestismo a través
del fenómeno kigurumi, poco conocido
en occidente y ligado al mundo del animé.
Manga
y Animé
El término animé identifica a los dibujos animados producidos
en Japón. La palabra manga hace
referencia a las historietas del mismo
origen. Manga y anime están íntimamente relacionados. La mayoría de los mangas
tienen su versión animé y viceversa. Ambos son productos de entretenimiento comercial que se
convirtieron en un fenómeno cultural de
gran impacto en la actualidad.
Además de la
riqueza argumental de muchas de sus historias, un elemento distintivo del animé
es su estética. La mayoría de sus personajes
se caracterizan por sus ojos muy grandes
y expresivos y sus cuerpos estilizados. Los demás rasgos faciales como la nariz
y la boca son pequeños, de modo que los ojos resaltan aún más.
Particularmente,
algunos personajes femeninos presentan determinadas características que en
conjunto forman lo que en la cultura otaku* se
denomina moé (que en japonés
significa literalmente “florecimiento”). Son rasgos y conductas relacionados
con la inocencia, la ingenuidad y la ternura de la niñez, combinados con otros más ligados a la sensualidad. Aunque el
origen del término es desconocido, se
cree que proviene de un juego de palabras
de “moeru” (quemarse), interpretado en sentido
figurado como "quemarse de pasión" (estar locamente enamorado).
Esta imagen entre niña y mujer adulta le da el atractivo que caracteriza a los
personajes femeninos. Es el formato idealizado de la mujer que propone el mundo del animé. Recuerda a Lolita,
la niña por la cual el protagonista de
la novela de Vladimir Navokov (“Lolita”.
1955) desarrolla una obsesión sexual. El nombre de este personaje femenino es
tomado para designar a mujeres con estas características.
Kigurumi
En las
convenciones dedicadas al animé y al género fantástico, es costumbre que muchos
de los seguidores se disfracen de sus personajes favoritos; actividad denominada
cosplay.
El kigurumi es una variante del cosplay, con la diferencia de que en el
primero el cuerpo queda completamente cubierto.
La palabra proviene del japonés, que literalmente significa vestirse de
muñeco (kiru: vestir, gurumi: muñeco). Los elementos que
particularizan es el uso de una máscara que imita las características faciales
de los personajes animé y el zentai
(en japonés significa “cuerpo entero”), una malla de lycra color carne que cubre todo el cuerpo como una segunda piel.
Sobre este va el
vestido, o bien un traje de baño, ropa interior o en algunos casos un traje de
látex ajustado. El efecto final obtenido al usar el disfraz completo es de ser
una muñeca viviente, como la palabra japonesa lo indica.
El kigurumi es una actividad poco
conocida a diferencia del cosplay,
que está difundido en convenciones de todo el mundo, además de ser desaprobada
por muchos de los cosplayers. La gran
mayoría de los practicantes de esta actividad son hombres y casi todos los
personajes interpretados son femeninos. Es posible encontrar sitios web de
países occidentales dedicados a su difusión, en los que sus practicantes suben
sus fotos y videos.
Fetichismo
y travestismo. Lycra y máscara.
Freud, nombra al
fetichismo en “Tres ensayos para una teoría sexual”, de 1905, cuando enumera las
diferentes desviaciones al fin sexual. Viene a ser una sustitución del objeto
sexual por una parte del cuerpo poco apropiada para dichos fines o alguna
prenda de vestir como la ropa interior, medias, zapatos o corset.
En el texto “Fetichismo”, de 1927, afirma: “el
fetiche es el sustituto del falo de la mujer en cuya existencia el niño pequeño creyó otrora y al
cual – bien sabemos por qué- no quiere renunciar”[1].
Es un símbolo del pene, de uno en particular, el de la madre. El sujeto se
resiste a la idea de que la madre no tiene el falo, ya que si a ella le
falta, también a él puede faltarle en algún
momento. A través del sustituto del fetiche, la castración es rechazada.
El falo de la
madre, en tanto que no lo tiene, es un falo simbólico. Dice Lacan en el texto
“la función del velo”: “en efecto, todo lo que se puede trasmitir en el
intercambio simbólico es siempre algo que es tanto ausencia como presencia.
Sirve para tener esa especie de alternancia fundamental que hace que, tras
aparecer en un punto, desaparezca para reaparecer en otro” [2].
La relación del
sujeto con el fetiche está ligada a la historia personal del fetichista. Hay un
momento determinado en su memoria que se detiene súbitamente, como si fuese un
film. Como una cinta continua, se fija justo en el momento anterior en el que
descubre que la madre está castrada. La imagen queda detenida en algo cercano
al lugar donde debería haber un falo, quedando el sujeto enfocado en el objeto
adyacente a ese lugar, los zapatos, el
corsé, las medias, la ropa interior. Actúan como cortina, como velo, que cubren
no sólo el objeto sino también la falta de objeto. Ocultan tanto lo que se
tiene como lo que no se tiene.
Sobre el velo,
dice Lacan en el texto citado anteriormente, se dibuja la imagen de lo que se
encuentra más allá como falta. Debajo del vestido hay nada. Esta nada oculta
bajo el velo, ese más allá proyectado en la pantalla del fetiche es lo que
cautiva al sujeto.
El travestismo
es, de algún modo, complementario al fetichismo. En este, el sujeto se
identifica con el falo materno, oculto bajo el vestido, envuelto en lycra. Lacan observa que la relación del sujeto con
el fetiche está permanentemente en un frágil equilibrio. La cortina siempre
está en peligro de correrse y el sujeto se esfuerza en mantenerla. Se puede
encontrar en él como una alternancia de
identificaciones, en la cual el sujeto, para mantener esta relación ilusoria
necesita ponerse detrás del velo, donde el falo debería estar. Enmascarado, recubierto
por el zentai y usando un vestido es
todo él el falo de la madre oculto tras las ropas.
El kiguruplayer (practicante de kigurumi) es alguien entregado a la
relación imaginaria, cautivado por la estética animé. El hecho de disfrazarse
es acompañado por una necesidad de registrarse con una cámara. Esta fascinación
por la imagen remite al momento en el
que el sujeto asume su imagen especular. El momento en el que el niño reconoce
con júbilo su imagen en el espejo.
Lacan, en el
texto “La función del velo” hace una observación de otros autores que
estudiaron el fenómeno del fetichismo, los cuales hablan del valor predominante dado a la relación
visual en la constitución de la relación primitiva con el objeto materno. Citan
ejemplos de sujetos inmovilizados forzadamente
o que recibieron poco contacto físico por parte de sus madres que los
mantenían a distancia. De este modo, el sujeto quedó totalmente entregado a la
relación visual.
La persona con
este disfraz recuerda a una marioneta. El silencio que guarda acentúa más esta
similitud. El kiguruplayer no habla
para no revelar su sexo.
En el texto “La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica” Miller se
refiere al bunraku, el teatro de
marionetas japonés*. Cada muñeco es accionado
por tres titiriteros visibles al espectador, la voz está aportada por el
recitador que lee un escrito. Texto y cuerpo están separados, como lo están la
marioneta y el recitador, a diferencia del teatro occidental.
Dice Miller “el bunraku sirve entonces como ficción de un mundo en el que los cuerpos no estarían afectados por el lenguaje, el cual se asumiría al lado.”
Sin embargo, en el kigurumi no hay un recitador, no hay un texto. Solo está la muñeca, que posa, que baila.
Lacan remarca la
concepción, de parte de Freud, del fetiche
como trofeo, como símbolo de un triunfo. De alguna forma, el fetichista le gana
a la castración, afirmándola y negándola al mismo tiempo. Reconoce que la mujer
no tiene el falo, pero hace como si lo tuviera. El kiguruplayer se captura con la cámara y observa su imagen, en la
que triunfa sobre la castración. Él es el falo, bajo la piel de lycra y vestido de lolita.
Un ser perfecto.
Marcelo
Ramírez.
Alumno
tesista de la Lic. en Psicología de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Miembro del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Santiago del Estero.
Referencias bibliográficas:
Freud, Sigmund. Obras
Completas. “Tres ensayos para una teoría sexual” ed. El Ateneo, Bs. As.,
2005, Tomo III
Freud, Sigmund. Obras
Completas. “Fetichismo” ed. El Ateneo, Bs. As., 2005, Tomo II.
Lacan, Jacques. El seminario. La
relación de objeto, “La función del velo”. Ed. Paidos, 2007.
Lacan, Jacques. El seminario. La
relación de objeto, “la identificación con el falo”. Ed. Paidos, 2007.
Paginas web
consultadas
- http://grupokigurumex.com/
- http://es.wikipedia.org
- http://cosplay.activoforo.com/t44-kigurumi-tema-tabu-del-cosplay
* El término otaku designa comúnmente a un aficionado al manga y animé.
[1] Freud,
Sigmund. Obras Completas. “Fetichismo” ed. El Ateneo, Bs. As., 2005, Tomo III p. 2993.
[2] Lacan, Jacques. El
seminario. La relación de objeto, “La función del velo”. Ed. Paidos, 2007. p.
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* El fenómeno del
bunraku fue estudiado por Barthes en el
texto “El imperio de los signos”, que fue tomado por Lacan y trabajado en
el Seminario 18, en el texto “De un discurso que no
sería de apariencia”.
1 comentarios:
me parece un tanto superficial tu trabajo... sin una reflexión personal sobre el tema. Puras sitas.
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